2007-10-02
Encerrados en jaulas, en una celda de 25 metros cuadrados para 20 personas, con la luz encendida todo el día y poca comida y bebida. En éstas condiciones han permanecido los manifestantes que fueron detenidos durante la cumbre del G8 en Alemania. Ahora están en libertad o en cárceles «normales», pero el debate sobre estos centros provisionales de detención es la punta del iceberg de una larga lista de infracciones.
Ingo NIEBEL
Los medios de comunicación han interpretado bien su papel de voceros del Gobierno alemán. Primero, secundaron la información tendenciosa sobre los disturbios que precedieron y acompañaron la contracumbre en Rostock y, después, declararon «éxitosa» la actuación de la canciller alemana Angela Merkel en la cumbre del G8 en Heiligendamm.
Ahora, cuando se ha levantado el estado de excepción no decretado sobre aquella zona y cuando los miles de manifestantes ya han regresado a sus casas, la prensa alemana informa de las vulneraciones de los derechos civiles y humanos durante el encuentro de los ocho estados más industrializados del planeta.
El semanario «Der Spiegel» ha publicado en su página web cuatro fotografías que fueron tomadas en un centro provisional de detención, instalado en un pabellón industrial en la localidad de Rostock.
En las imágenes se ven jaulas, similares a las que existen en el campo de concentración que Estados Unidos mantiene en su base militar de Guantánamo, en Cuba. Como celdas se utilizaron jaulas de 25 metros cuadrados, en las que al no existir pared alguna la falta de privacidad era total. Mujeres y hombres fueron encerrados en celdas separadas, pero cuyo interior era totalmente visible. Además, la Policía tenía montado un completo sistema de vídeo-control.
La luz permanecía encendida las 24 horas del día; sobre el suelo de hormigón únicamente había una fina colchoneta de goma para dormir, pero ninguna manta, y para comer sólo se les proporcionaba un trozo de paz y una rodaja de salchichón y el agua escaseaba, por lo que quien la solicitaba o quien pedía ir al servicio quedaba registrado. Todo esto agravó las condiciones de encierro de los detenidos en Rostock.
«Inhumano e indigno»
«La detención en jaulas es un tratamiento inhumano y contra la dignidad», indicó Martín Dolzer, miembro de la Asociación Republicana de Abogados.
Tanto los letrados como los afectados por los arrestos han interpuesto querellas por «detención ilegal» y «prevaricación». Según la Asociación Republicana de Abogados, unas 1.146 personas fueron retenidas en las cárceles provisionales. En algunos casos, veinte presos tuvieron que compartir una jaula de 25 metros cuadrados. Además, se ha conocido que cincuenta personas permanecieron esposadas durante once horas.
Los abogados consideran que se ha vulnerado la Ley Fundamental alemana, la Convención Europea de los Derechos Humanos y la Carta de los Derechos Humanos de la ONU. La Policía, por el contrario, opina que el trato dado a los presos ha respetado, en todo momento, lo que establece la Ley.
Sin embargo, en uno de los casos, la Audiencia Territorial de Rostock determinó que el arresto de un manifestante, que duró siete horas, era ilegal porque a las dos horas un juez debería haber determinado sobre la prolongación de la detención. Por eso, la querella de los letrados se dirige también contra aquellos jueces que sabían de la existencia y de las condiciones en estas cárceles provisionales antes de que empezaran a funcionar.
El secretario de Estado del Ministerio del Interior, August Hanning, alabó, por su parte, a la Policía por haber cumplido el objetivo de garantizar la seguridad del G8 y de no permitir que se asaltase la valla que blindaba la zona de seguridad. Hanning anunció que, en adelante, el Estado espiará y seguirá a los «autónomos», el colectivo izquierdista al que el Estado y los medios responsabilizan de los disturbios que precedieron a la contracumbre de Rostock.
Diputado alemán investiga si agentes provocaron incidentes
«Eso sería una porquería absoluta», sentencia el vicepresidente del grupo parlamentario de los Verdes en Berlín, Christian Ströbele, ante la posibilidad de que agentes policiales pudieran haber provocado incidentes antes y durante la contracumbre de Rostock. Ahora, el político busca pruebas y testigos, porque la versión oficial responsabiliza exclusivamente a los «autónomos» de ser los responsables de los disturbios.
El pasado miércoles el semanario «Der Spiegel» ofreció un vídeo clip en su página web en el cual se veía cómo manifestantes antiglobalización entregaron a la Policía a un supuesto agente provocador. El hombre llevaba ropa negra, el color que identifica a los denominados «autónomos». Ante las cámaras de TV se le acusaba de haber incitado a los manifestantes a lanzar piedras contra los policías.
También el Servicio de Urgencia de Letrados, que asistía a los activistas, denunció la existencia de cuatro o cinco «hombres vestidos de negro» que intentaron provocar incidentes. Uno de ellos levantó sospechas al tratar de usted al resto de manifestantes y por llevar ropa negra, pero impecable y de marca. Además, un manifestante de Bremen le reconoció como policía de su ciudad. «Leña para los polis ha dicho y he visto cómo ha tirado una piedra contra ellos», declaró un testigo .
El mando policial desmintió, primero, la existencia de agentes infiltrados para, luego, admitirla, aunque negó la presencia de «agentes provocadores». No obstante, la Fiscalía de Rostock está investigando los hechos al considerar que incurren en varios delitos.. I.N.